El caso de la salamandra

Domingo 1 de diciembre - Día 1

Al ir a despedir a unas compañeras que vinieron a visitarme, observé un anfibio en el suelo, a pocos centímetros de una zona de tierra. No es la primera vez que las he visto paseándose al lado de mi facultad, y me costó poco distinguirla como una salamandra. Ilusionada, me acerqué para observarla mejor, cuando descubrí la triste realidad.
La salamandra tenía heridas graves, y vísceras fuera.
Nos quedamos unos segundos alarmadas y yo me comencé a preguntar si existía caso posible de recuperación para el animal, sabiendo que era la especie con mayor capacidad regenerativa (aunque a un alto coste) del mundo animal (obviando, por supuesto, el estado de retroceso de turriptosis nutricula).
Una vez despedidas mis compañeras, y también sabiendo que estos animales eran tóxicos, usé una hoja para llevar al animal a casa y, nada más entrar, lo metí en agua del grifo para facilitarle una película húmeda a través de la que respirar y como un primer intento de limpiar sus heridas.
Luego me dispuse a investigar en internet.
Salamandra salamandra, que es la especie con la que me encuentro, es un especímen terrestre, lo que hace que, tras comprobar su estado, la traslade a un tupper con papel de cocina húmedo para que se estabilice ahí. Parece moverse un poco pero, todavía con vísceras fuera, se mantiene estable.
Investigando alguna posible forma de reintroducir las entrañas y de mantener estable al animal, se acaba haciendo de noche y, ante la imposibilidad de hacer nada más, nos disponemos a ir a dormir.

Lunes, 2 de Diciembre.- Día 2

La salamandra amanece boca arriba y con pocos signos de moverse, la empapo en agua, siempre teniendo en cuenta lavarme las manos antes de tratar con ella, para evitar que los aceites de mis dedos le causen cualquier molestia, y después, por si llegara a expulsar cualquier tipo de toxina (que, de momento, no parece estar haciendo, seguramente concentrada en cicatrizar las heridas). Tras buscar sin éxito algún insecto para darle de comer, decidimos que lo más importante es tratar al animal, aunque no se hace nada hasta las 19:00 que es cuando vuelvo de clase.
El animal, según mis compañeros de piso, parece estar en las últimas. Inmóvil en el tupper, apenas reacciona cuando se le da una araña muerta encontrada en la terraza, ni cuando inclinamos el tupper esperando una reacción. Se plantea la posibilidad de devolverle a la naturaleza a ver si es capaz de sobrevivir y encontrar un lugar donde ocultarse e hibernar, ya que no somos capaces de practicarle la eutanasia. Mientras la tengo entre mis manos, noto que no presenta los síntomas de cansancio que mis compañeros insisten que tiene, pues mueve la cabeza, los brazos y, en definitiva, se activa. Viendo que puede sobrevivir a una intervención y, sabiendo que, en el peor de los casos, moriría, nos disponemos a hacer lo posible por reintroducirle las vísceras, yo planteándome hasta la posibilidad de coserla llegado el caso.
Bajamos a comprar bastoncillos y volvemos a subir, habiendo hervido agua para aplicar sobre ella, realizamos una dilución menor de 1:1 de agua oxigenada de farmacia con el agua hervida, y también una algo similar de agua y ginebra, para dormir al animal ya que no disponemos de ningún otro alcohol. La criatura no parece quedarse muy quieta hasta que apoyamos su cuerpo sobre el algodón impregnado en alcohol, y comenzamos la intervención.
Primero, con un algodón, comenzamos a pasar agua oxigenada por todas las heridas, limpiando cuidadosamente y pasando después agua hervida para eliminar cualquier rastro de agua oxigenada. Leyendo en internet encontré que podía ser muy tóxica y era necesario limpiarla bien tras una intervención así. Una vez se hubieron limpiado todos los rastros de heridas de abdomen como cuerpo, se produjo a reintroducir las vísceras.
Por desgracia y, como bien puede ser obvio, estaban inflamadas, lo que impedía que entraran por el orificio original. Utilizando un bisturí esterilizado con calor y alcohol, ensanchamos (no sin esfuerzo) la herida original. Para este momento nos damos cuenta que el animal está más despierto de lo que parece y se le vuelve a posar en alcohol mientras se logra, con éxito, reintroducir las tripas en su interior.
Una vez logrado este paso ya parece que la operación se suaviza, pero viendo cómo ha quedado la herida, no me atrevo a coser sin tener riesgo de pinchar las vísceras que hemos reintroducido. Vendamos al animal con sumo cuidado utilizando una gasa que, instantáneamente es colocada, impregnamos en agua. Una vez que comprobamos que la gasa no se mueve, introducimos al animal en agua para limpiar las heridas y esperar que libere toxinas. A la noche se le devuelve a su tupper con un papel de cocina nuevo.

Martes, 3 de diciembre.- Día 3

El animal presenta mejoría en su porte, se le sigue teniendo que impregnar agua por la mañana y por la noche para que se note un estado de actividad, y sigue negándose a comer, esta vez se le ha ofrecido, a falta de otros alimentos, un trozo de pollo alargado muy similar a una lombriz.
Sigue rechazando el alimento.
Mientras tenemos en casa la calefacción encendida dejamos a la criatura en la terraza, en la zona menos iluminada posible. No presenta mejoría más allá de una mayor actividad y un mejor porte. A la noche, en un arrebato de desesperación, se le echa agua con un poco de azúcar rezando para que pase por difusión.

Miércoles, 4 de diciembre.- Día 4.

El día transcurre como el anterior, sin mayor actividad por el animal. Durante la tarde, se observa que, en las heridas no vendadas ha aparecido un líquido que parece cubrirlas, se interpreta como un buen signo, pues no parece agua ya que ésta se extiende homogéneamente por todo el cuerpo. Se espera algún tipo de respuesta.

Jueves, 5 de Diciembre.- Día 5

El animal ha pasado la noche fuera. Hoy nos enfrentamos a una gran incógnita pues, al marchar los tres integrantes del piso de vacaciones a nuestras casas, no sabemos qué hacer con él. Al recogerlo de la terraza se ha observado una especie de mancha distinta a las encontradas anteriormente, no es el pollo ni una mancha de sangre como se observó en otros casos. Tal vez puedan ser heces, lo cual puede considerarse un alivio pues el tracto digestivo era lo que se encontraba fuera del animal y una buena digestión (aunque la pregunta es: ¿de qué?) puede ser una buena señal.

No hay comentarios :

Publicar un comentario