El
Celsius 232 es uno de esos eventos que no me quiero perder por todo lo que me da. Por las
risas, por los
reencuentros, por las
charlas que se dan o las
firmas que consigo. Porque al final siempre vuelvo de ahí con las pilas cargadas, con
una dosis de inspiración enorme, y recordando que hay
personas maravillosas más allá de la pantalla por la que siempre nos comunicamos.
Mi Celsius 232 de este año no comenzó bien, no sé si lo sabéis. Si me seguís por twitter me habréis escuchado hablar del
señor de blablacar. El señor de blablacar es un señor que iba a Viveiro, pasaba por Santander y había acordado dejarme en la estación de autobuses de Avilés a una hora decente de la mañana del miércoles. Sin embargo el señor de blablacar
había tardado en contestarme a los mensajes de whatsapp, no tenía foto de perfil y decía que su número de móvil ya no era su móvil. La verdad es que tal vez hubo señales para no fiarme... Y por eso tenía un plan B.
Sí, lo habéis adivinado. El señor de blablacar no llegó a aparecer.